En Colima las campañas a gobernador iniciaron
el primer fin de semana de marzo. En Michoacán lo harán el primer fin de semana
de abril.
En el estado del Rey Colimán el
bipartidismo es un hecho; la competencia es dura entre el PRI y el PAN. Nunca
ha perdido la titularidad del ejecutivo estatal el primero y el segundo estuvo
muy cerca de arrebatarle esa hegemonía en 1997 con Enrique Michel.
Consciente de su entonces ajustado
triunfo, Fernando Moreno Peña no perdió piso. Al contrario. Entendió muy bien los
tiempos y encabezó un gobierno orientado a resultados. Impulsó la inversión en
infraestructura, inició la digitalización de los servicios públicos y consolidó
la seguridad en el estado. Gobernó con mano firme, reagrupó el grupo político
de la Universidad en torno suyo y evitó minimizar a la oposición.
Al final de su gobierno, el PRI
había recuperado varias de las presidencias municipales que ya le había
arrebatado el PAN.
Con el tiempo y hasta la fecha, se
consolidó en el gobierno del estado el PRI de Moreno Peña y la Universidad.
La alternancia por otra parte, se
arraigó en el Congreso estatal y en las alcaldías. Colima, Manzanillo, Villa de
Álvarez, Comala y Tecomán han sido gobernados por militantes de uno y otro
partido, a quienes esta experiencia les ha permitido construir una carrera y un
liderazgo propios en sus respectivos partidos y en la sociedad.
No es pues de extrañar que como
consecuencia de esta efervescencia política, el escenario electoral para este
2015 llega acompañado un fenómeno interesante: ya no solo brincan de un cargo
público a otro, también de partido. Como que los espacios no alcanzan.
Leoncio Morán fue alcalde de la
capital y luego diputado federal, ambos por el PAN. Hoy busca ser gobernador
por Movimiento Ciudadano.
Esmeralda Cárdenas fue diputada
local y federal por el PAN y ahora busca ser alcaldesa de Colima por el PVEM.
Nabor Ochoa es un verdadero maestro
en estas artes. Fue diputado local por el PRI, posteriormente alcalde de Manzanillo
y diputado federal por el PAN; regresó como alcalde de Manzanillo, ahora por el
PRI, y de ahí pasó a ser diputado federal por el PVEM. Hay que reconocerle que
todos los cargos los ha ganado por mayoría.
Estos reacomodos a quien finalmente
le restan son al PAN y su candidato a gobernador, Jorge Luis Preciado. Un número
significativo de exalcaldes que en su momento rindieron buenas cuentas, ahora
participan en otros proyectos políticos, compitiendo y restándole votos al
nicho de mercado albiazul.
Y por si fuera poco, el desaseo con
el que procesó Madero la definición de su candidato a gobernador alejó aún más
las posibilidades de lograr la tan anhelada victoria.
Me explico.
El panismo colimense venía
trabajando de tiempo atrás la candidatura al gobierno del estado en la persona
del alcalde de Manzanillo, Virgilio Mendoza. Para febrero de este año,
prácticamente todas las corrientes habían cerrado filas en torno suyo. Las
encuestas lo colocaban en una posición envidiable, como después lo reconocería
el propio Jorge Luis Preciado. Sin embargo, el que hubiera apoyado en su
momento a Ernesto Cordero para dirigir su partido hizo que Madero asumiera, equivocadamente,
que el proyecto de Virgilio era proyecto de los calderonistas. No hubo quien le
explicara al jefe nacional que esto no era así y Preciado no lo iba a hacer. Y
vino entonces el desplante.
La facultad para designar permite
entre otras cosas, asegurar candidaturas afines al proyecto del jefe nacional
en turno. En el PAN y en todos los partidos.
Y como Preciado le hablaba al oído a
Madero y no Virgilio, pasó lo que tenía que pasar: se designó al primero
candidato a gobernador y relegaron al segundo a un premio de consolación -anunciado
el jueves 5 de marzo- de una candidatura a diputado local plurinominal. Para el
lunes 9 Virgilio les corrió la cortesía anunciando que no, que muchas gracias,
que ya estaba inscrito como candidato a diputado federal plurinominal por el Partido
Verde. Y de paso anunció que apoyaría a su amigo y candidato del PRI al
gobierno del estado, Ignacio Peralta.
El agravio no era para menos.
Por todo esto resulta poco más que probable que el economista
del ITAM y Maestro por la Universidad de Essex sea el próximo gobernador de
Colima, cobijado por el PRI y el Partido Verde. El hombre es capaz, salió de un
proceso interno donde no hubo mayores inconformidades y ahora le abona una
oposición dividida.